Muchos mensajes institucionales siguen redactándose con lenguaje técnico, párrafos extensos y formatos que no conectan con la realidad digital. En plataformas donde lo breve y visual manda, ¿por qué los gobiernos insisten en formatos que no se leen? Este artículo reflexiona sobre la necesidad de adaptar el mensaje público a las dinámicas de consumo actuales: videos cortos, carruseles, lenguaje sencillo y mensajes visuales. También plantea ejemplos de cómo un buen mensaje puede pasar desapercibido si no se adapta al canal correcto.
¿Crees que los gobiernos deberían modernizar su forma de comunicar? ¿Qué tipo de contenido te resulta más útil o cercano cuando se trata de lo público?